Clubes y selección, mundos diferentes

«El fútbol uruguayo está en el sótano de América. Campeón continental desde el 2011 a nivel de selecciones y octavo en el ranking FIFA, la realidad del fútbol de cabotaje es muy diferente a la internacional y lo está demostrando la actual Libertadores”, escribe el periodista Daniel Rosa en el diario El País, de Montevideo, en un artículo titulado ‘En el fondo de la tabla’.

Y desarrolla a continuación una original y sorprendente estadística a raíz de la pobre actuación de los equipos uruguayos en la Copa. “Uruguay es el décimo país entre once en la tabla global del certamen continental, con solo 10 puntos obtenidos en 10 partidos”, refiere sombríamente el cronista.

La tabla es encabezada por los equipos de Argentina con 47 puntos y siguen los de Brasil con 37. Luego, muy distanciados, los de Bolivia con 18, Chile 16, México 14, Ecuador y Paraguay 13, Colombia 12, Perú 11, Uruguay 10 y cierran los de Venezuela con 7.

Justo es remarcar que los argentinos participan con 6 clubes, por lo que podríamos dividir esos 47 puntos por dos y quedarían en 23,5. Pero aún así serían punteros. Brasil cuenta con 5 representantes; si lo lleváramos también a 3 como el resto de los países, mantendría el segundo puesto con 22,2. Vale mencionar que dos de los ocho grupos han disputado un encuentro menos, y entre ellos está Santa Fe, pero también hay allí equipos de varios países, de modo que todos podrían sumar.

El escalafón nos dice algunas cosas. Efectivamente, el fútbol uruguayo local, de club, languidece desde hace años, aunque no lo veíamos tan revelador como lo indican los números, que son inobjetables.

Los clubes orientales, antiguamente fuertes protagonistas, llevan 27 años sin conquistar la Copa y salvo un par de honrosas excepciones (Nacional, semifinalista en el 2009; Peñarol, finalista en el 2011), las participaciones han sido de pobres hacia abajo.

Además, nunca ganaron la Copa Sudamericana, la Mercosur o la Conmebol, cuando estas últimas se disputaban. En esos 27 años, medios que estaban debajo, como Colombia (dos veces), Paraguay (también dos), Chile y Ecuador tuvieron equipos campeones. Colombia incluso ubicó a Nacional, América y el Cali como subcampeones; Paraguay a Olimpia en tres ocasiones y a Nacional de Asunción; Ecuador a Barcelona por partida doble; Chile a Universidad Católica, Perú a Sporting Cristal.

En la actual edición, Nacional de Montevideo y Danubio (perdió sus cuatro partidos) ya están eliminados. Queda Wanderers para defender el prestigio. Esto refleja una realidad: Uruguay sigue produciendo buenos jugadores, lo que le permite tener una selección competitiva, pero los transfieren demasiado jóvenes al exterior y los clubes no tienen cómo luchar contra sus vecinos del continente. Los comentarios de los foristas son aún más duros que los del columnista. Uno de ellos, bajo el seudónimo de Stoke.s, señala: “Esto indica la realidad del fútbol local uruguayo, somos de las peores ligas de fútbol; y ojo que la selección le ganó a Marruecos con mucho sufrimiento y mediante un penal inexistente”. En general, el tono de los participantes es igualmente crítico.

Esa tabla califica también como muy llamativo el noveno puesto de Colombia, defendido con los 6 puntos de Santa Fe, los 5 de Nacional y el único del Caldas. Lo creíamos más a Nacional, ha sido escuálida su participación hasta ahora, aunque clasifique. Le pasó lo que a River, finalista en la Sudamericana, se derrumbó en la Copa Libertadores.

River empató sus dos enfrentamientos con Juan Aurich y perdió con San José. Después de coronarse en diciembre, volvieron a acecharlo los fantasmas internacionales al cuadro de la banda roja; su karma histórico. Pero aún tiene posibilidades de avanzar de ronda.

Los números ratifican una tendencia que se venía insinuando en los últimos tres años: el grave retroceso del fútbol venezolano a nivel de club. Volvieron a las viejas épocas de equipos malos, totalmente vulnerables, sin equivalencias con sus rivales. Los tres –Táchira, Zamora y Mineros– van últimos en sus grupos, sin victorias y con ocho derrotas en once presentaciones.

En todo caso, lo del fútbol uruguayo es una característica que engloba a toda la región: muy superior el nivel de selección que el de clubes. Siempre hay excepciones, pero la realidad es que juntar once buenos que están en el exterior es menos problemático que mantener a las pocas figuras en cada país. Además, las asociaciones tienen buena infraestructura para entrenar, contratan a técnicos de jerarquía y se manejan con una logística muy superior a la de los equipos. El Maestro Óscar Tabárez es un entrenador consagrado, puede disponer de todos los futbolistas uruguayos en el mundo, tiene un centro de alto rendimiento (Uruguay Celeste) con las mejores instalaciones y todas las prerrogativas de preparación. En cambio, los clubes uruguayos se manejan en una modestia espartana. Son mundos diferentes.

Estamos persuadidos de que el balompié actual es superior en todo al de hace 40 años o más. No obstante, las copas de antes eran más difíciles en tanto los grandes cracks sudamericanos permanecían en sus países, no iban a Europa. O al menos jugaban muchos años aquí.

Recordamos al Universitario de 1972 de Chumpitaz, Percy Rojas, Cachito Ramírez, Chale; el Colo Colo del 73 con Caszely, Chamaco Valdés, el Pollo Véliz, Sergio Ahumada, Leonel Herrera, todos mundialistas… El San Pablo del 74 con Pedro Rocha, Toninho, Zé Carlos, Chicao, Terto, Mirandinha… Independiente con Bochini, Bertoni, Pavoni, Santoro, Pastoriza, Galván, el Zurdo López, Sá… El Cruzeiro del 76 contaba con Nelinho, Jairzhino, Palhinha, Joaozinho… Entre Nacional y Peñarol mandaron al Mundial de México 17 jugadores a la selección. Todos estaban plagados de nombres importantes.

El universo actual es totalmente diferente. Menos rutilante. Y cada nueva edición de la Copa evidencia que, aun estando muy lejos de sus pares europeos, los clubes argentinos y brasileños hacen mucha diferencia con el resto. Por infraestructura, popularidad, tradición, posibilidades económicas y potencial deportivo. Y lo que se advierte es que progresivamente se van alejando del resto, mientras en materia de selecciones la parábola es inversa: se acercan cada vez más. (O)

«En la actual edición, Nacional de Montevideo y Danubio ya están eliminados. Queda Wanderers para defender el prestigio.»

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